Si al revisar tu refrigerador descubres un trozo de queso o un puñado de arroz resecos, o tienes una bolsa de pan de ayer, hoy es tu día de suerte.
Zanahorias blandas: Si las zanahorias quedan blandas, la solución es cortarles ambos extremos, pelarlas, colocarlas en un recipiente, cubrirlas con agua y llevarlas a la heladera. Déjalas de un día para el otro y verás que quedan firmes, como si fueran recién compradas.
Arroz reseco: Hierve agua en una olla. Apaga el fuego y coloca el arroz. Déjalo reposar, tapado, durante 5 minutos. Luego escúrrelo normalmente y ya estará listo para utilizar.
Pan del día anterior: Córtalo en rodajas – si ya no está rebanado – y colócalo sobre una bandeja de horno apenas húmeda. Salpícalo con unas gotas de agua y llévalo al horno caliente durante unos minutos. Parecerá fresco!
Carne asada seca: Si la carne asada se secó en la heladera – o si se cocinó demás – la mejor forma de arreglarla es cubriéndola con rebanadas de tomate y envolviéndola en papel de aluminio. Luego la llevas 10 minutos al horno, para que el tomate suelte el jugo y rehidrate la carne, y ya está.
Queso reseco: Quítale la cáscara y sumérgelo unos minutos en leche tibia, hasta que recupere su frescura quedando tierno y sabroso.
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